En las alturas
Hoy (Viernes 16) he volado a Barcelona. Esta noche he dormido poco por diversas circunstancias, y soy como un bebé: cuando no concilio el sueño mis 8 horas (o 7 como mínimo), me duermo por las esquinas. Total, que iba con intención de aprovechar la horita de sueño en el avión, pero me ha sido completamente imposible… el día estaba despejado, limpio, luminoso.
El trayecto paralelo a la costa ha sido una reveladora sucesión de los pueblos y las playas. Nunca había tenido un viaje en el que el paisaje se viera con tanta nitidez. Sin llegar a sobrevolar Francia, se podía ver casi hasta el final, la costa de Las Landas, y la alta línea nevada de los Pirineos parecía no acabar de tan lejos que se dejaba alcanzar. Qué gozada! Cómo me gusta ir en avión!. Se siente una especie de paz extraña y placentera ante tanta inmensidad. Las distancias parecen más pequeñas pero en cambio todo se ve inmenso; y solitario. Porque desde ahí arriba, parece estar todo inmóvil, congelado. Yo suelo arrimarme al cristal todo lo posible de manera que me olvido completamente de lo que tengo alrededor y, bajo la protección del marco de la pequeña ventana, me sumerjo en lo que veo. Si todos los días pudiera sentir un poquito de eso que siento, estaría más descansada. Puede ser,… quizás,… no se porque se me ocurre, pero… será que tengo estrés?
5 comentarios
Alioli -
A mi me gusta siempre mirar hacia fuera, si voy a morir lo ultimo que quiero ver es la cara del calvo de al lado! (ays no lo digo por mi Pernan que todavía no está calvo ..del todo)
BocaDorada -
Lenin -
pitxo -
aran -
Que maravilla de foto, lin!